(La presente historia de realizó años antes que la embarcación fuera retirada del lugar por daños irreversibles en su estructura)
Juan David Castilla
Boca del Río, Ver.- Su estructura grisácea es movida de un lado a otro por la fuerza de las olas que azotan el muelle, donde las recias rachas de viento registradas a principios de año hacen que los paseantes sean salpicados de agua.
Un buque de 80 metros de eslora (longitud) y 12 de manga (anchura), lleno de historia, adorna la costa del municipio de Boca del Río, sobre el embarcadero de Plaza Banderas, una zona turística con numerosos restaurantes-bares que ofertan deliciosos platillos de mariscos, como es el caso del establecimiento “Rey de Reyes”.
Se llama Cañonero Guanajuato C-07, un barco de guerra que estuvo al servicio de la República Mexicana hasta el año 2001, mismo que fue construido y fletado en los astilleros del Ferrol en Galicia, España, durante 1934.
El buque formaba parte de un encargo de catorce navíos, que el gobierno de México había solicitado a la República española en 1932. Aunque no participó en la Segunda Guerra Mundial y directamente en batallas, desempeñó labores de escolta de convoyes por Centroamérica.
Estuvo operando como guardia costera, posteriormente lo desahuciaron, dejándolo como un museo interactivo en Boca del Río, que funcionó durante varios años pero posteriormente fue cerrado al público en general.
Se llevaban a cabo recorridos guiados en la sala de armas, el puente mando, las salas de oficiales, la sala de comunicaciones, los camarotes de los marinos, el pequeño hospital y la biblioteca donde se señalan los países donde ha viajado el barco.
Además, uno de los principales atractivos era el cuarto de máquinas donde explicaban cuáles eran los accesorios de punta, como el radar, el timón y la aplicación del mercurio para cuestiones de orientación en la tecnología de hace decenas de años.
Se trataba del primer museo naval interactivo de toda Latinoamérica, considerado un vestigio de la historia mexicana, cuyas compuertas fueron cerradas de manera definitiva, debido al deterioro y daños en su estructura que estaban provocando su hundimiento.
El Cañonero Guanajuato contaba con una tienda de recuerdos y la cafetería “La Cubierta” que servían para patrocinar el mantenimiento del barco museo, donde la gente podría reservar el espacio para fiestas privadas e, incluso, niñas y niños podían pasar la noche al interior del navío, para disfrutar de una temática velada.
A los paseantes causa extrañeza que el nombre del cañonero sea relacionado con el estado de Guanajuato, donde ni siquiera hay costa; sin embargo, dicha situación se debe a que fue sufragado con cultivos de dicha entidad.
El navío lucha contra la corriente marina para seguir a flote y como un ícono importante en la historia de la Armada de México que puede observarse desde la avenida Las Banderas de Boca del Río.